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El somelier

Café y azúcar: una unión asombrosa

Café y azúcar forman una combinación excelente. El amargor natural del café se equilibra a la perfección con la dulzura del azúcar, creando una experiencia extraordinaria para los sentidos. Aunque hay mucha gente que prefiere tomar el café sin aditivos, ni leche ni azúcar, lo cierto es que desde hace siglos azúcar y café han ido de la mano.

Una relación de más de 500 años

La relación del azúcar con el café se remonta unos 500 años atrás.

Cuando el café llega a Europa en el siglo XIV es un artículo de lujo, que no está al alcance todos. Pese a ello, los primeros granos que se comercializaron no siempre eran de buena calidad y, además, se sometían a un proceso de tueste muy intenso, que intensificaba su amargor. Por ello, se solía añadir azúcar, que suavizaba el sabor amargo e intenso del café.

Con el paso del tiempo, el precio de ambos productos bajó, y el café con azúcar se convirtió en una bebida que, gracias a la cafeína, proporcionaba a los trabajadores una buena dosis de energía durante las largas jornadas laborales. Lo que lo hizo muy popular entre grandes capas de la sociedad.

El café tiene azúcar

El café tiene azúcar producido de manera natural, igual que otras muchas frutas y verduras.

Los granos o cerezas del café son la semilla de un árbol llamado cafeto, que produce una pequeña cantidad de azúcar a medida que maduran. Los granos de café absorben este azúcar y le dan sabor al café. Un sabor que se potencia durante el proceso de tueste.

El azúcar natural del café se encuentra en muy pequeña cantidad. Por ello, hay personas que prefieren añadirle azúcar y suavizar un poco el sabor amargo propio del café.

Al añadir azúcar al café, éste lo endulza pero al mismo tiempo realza su sabor natural. Eso sucede porque el azúcar provoca un cambio molecular en el café elaborado. Cuando la cafeína, el agua y el azúcar interactúan y se mezclan se produce un efecto de bloqueo del sabor amargo.

Así, tomar un café Bonka natural o un Bonka extrafuerte con un poco de azúcar es garantía de disfrutar de una deliciosa taza de café.

Cerezas maduras de café Cerezas maduras de café

Azúcar y café según las culturas

La mezcla de azúcar y café se encuentra en todo el mundo, pero no en todas partes se toma de igual forma.

Los gustos a la hora de tomar una taza de café difieren según el lugar y las culturas. Por ejemplo, según diferentes encuestas realizadas a lo largo de los años la mitad de las personas que beben café en Estados Unidos lo toma con azúcar.

En cambio, en algunos países europeos de la zona mediterránea, donde el café es tradicionalmente una bebida intensa y oscura, influenciado en parte por la fama del espresso italiano, encontraríamos una mayor proporción de gente que toma el café sin azúcar.

En Oriente Próximo, el azúcar en el café es poco común, pero por ejemplo el café árabe tradicional se preparar con especias y se sirve acompañado de frutos secos dulces para equilibrar el amargor.

En algunos otros lugares del mundo como Colombia, Vietnam o Cuba, también es común endulzar el café durante su preparación.

Torrefacto: el café con azúcar típico de nuestro país

Un café muy común en nuestro país y difícil de encontrar en otros lugares es el café torrefacto.

Como hemos mencionado más arriba, el café tiene azúcar, pero mediante el método de tueste torrefacto lo que se hace es tostar los granos con azúcar añadido. Durante el proceso de tostado, el azúcar se derrite y se carameliza lentamente hasta quemarse, envolviendo cada uno de los granos de café.

Es un método tradicional que en principio se utilizaba para conservar mejor y durante más tiempo los granos de café. El café torrefacto es una especificidad española y portuguesa, aunque se puede encontrar también en algunos países de América Latina.

El resultado de tostar el café con azúcar es un café mucho más fuerte e intenso, que suele acompañarse con leche y/o azúcar. Es el café que tradicionalmente se ha utilizado en bares y cafeterías de nuestro país y que todavía hoy es el preferido de muchas personas.

Si eres de los que les gusta la intensidad y el café fuerte, también puedes prepararte en casa un buen café con cuerpo y cremosidad con café Bonka mezcla intensa, elaborado con una proporción de 65% café de tueste natural y 35% de café torrefacto.

Café, ¿mejor con o sin azúcar?

A pesar de la unión entre café y azúcar a lo largo de los tiempos, el auge del café y, sobre todo, del café de especialidad, ha hecho que la relación entre ambos productos se enfríe un poco.

Hay una tendencia entre los amantes del café a pensar que tanto el azúcar como la leche, u otros complementos que se puedan añadir al café, enmascaran las notas más sutiles y complejas e impiden saborear todos los matices de un buen café.

Hay muchas personas a las que les gusta el café que prefieren tomarlo solo si es un café de buena calidad para disfrutar de todos sus aromas y sabores.

Pero también hay personas que, según su estado de ánimo o momento en que se toman el café, prefieren acompañarlo de azúcar o un poco de leche para hacer más placentera su experiencia.

Por lo tanto, pese a que la relación entre azúcar y café tiene unas raíces sólidas y de siglos atrás, parece que pasa por un momento delicado.

Los cafés de especialidad han irrumpido con fuerza en los últimos años Los cafés de especialidad han irrumpido con fuerza en los últimos años

Una pareja inseparable

El azúcar se unió al café para enmascarar los sabores amargos de los cafés de tueste más oscuro y de baja calidad, ya que nuestro cerebro está “programado” para rechazar sabores excesivamente amargos. Pero con el paso del tiempo, el azúcar y el café se convirtieron en una pareja inseparable.

Hay quien defiende a capa y espada que el café se debe tomar solo, sin ningún tipo de complemento, para apreciar todos y cada uno de sus matices. Y hay quien dice que una cucharadita de azúcar añadida al café le da otra perspectiva gustativa, otra dimensión de sabores y aromas.

Lo que está claro es que contra gustos no hay nada escrito y que cada cual debe tomarse el café como más le guste, con o sin azúcar. El objetivo, siempre, es disfrutar de cada taza de café.